Nuestra historia


La primera vez que nos vimos
Dicen que los grandes amores no siempre comienzan con claridad… el nuestro surgió entre mancuernas, sonrisas y una energía que ni el Trono de Hierro podría resistir.


El corazón que se volvió promesa
Sin saberlo, dibujó con ternura un corazón, sin imaginar que ese simple gesto se convertiría en la promesa más grande de nuestras vidas. Con sus propias manos ayudó a forjar el anillo que sellaría nuestro destino.


Ella dijo Sí
20 Agosto 2024El camino fue arduo, como toda travesía que lleva a lo eterno. La montaña se alzaba imponente, y con cada paso, el cielo parecía más cercano… y también el momento que mi corazón guardaba en secreto. Ella subía a mi lado, sin saber que su destino no solo era una cumbre, sino el inicio de un "para siempre". El sol acariciaba su rostro, y aunque el cansancio nublaba el ánimo, su risa —aún en medio del esfuerzo— me recordaba por qué estaba allí. Yo buscaba entre rocas y silencios, entre sus miradas y mis nervios, la ocasión perfecta. El corazón de madera que ella misma había dibujado, ahora convertido en guardián del anillo, esperaba oculto, como yo… aguardando el instante. Y cuando por fin el azul de la Laguna Humantay se abrió ante nosotros como un espejo de los cielos, la tomé de la mano, dejé que el viento hiciera su magia, y le entregué no solo el anillo, sino todo lo que soy. Ella no lo esperaba. Yo sí lo soñaba. Y entre lágrimas cristalinas y un sí que aún resuena en el alma… supe que la cima no era la montaña, sino su corazón.